El turismo burbuja se desinfla

Menos rusos y chinos (ricos)

Menos rusos y chinos (ricos)

Hace dos años los rusos hacían furor y no solo por su aumento como turistas convencionales, pues ya hacía algunos años más atiborraban Marbella y Altea, donde el firmante ha podido comprobar que algunos niños de esa nacionalidad salían en los alrededores de Altea Hills a comprar chuches con billetes de 500 euros. Hace dos años se paseaban por las mejores calles de Barcelona y Madrid vestidos de  los pies a la cabeza de Dolce y Gabbana, tirando de cartera y de rublos, de color negro en su mayoría.
La caída del precio del petróleo y las sanciones europeas por impedir que Ucrania se echara en los brazos de Ángela Merkel ha hundido el número de visitantes, no solo en España, el 45% menos según se reconocía en la feria turística MITT que se celebra anualmente en Moscú, sino también en Turquía y en Goa, India, durante tantos años su Benidorm privado.
Y ahora toca China, un filón que dados sus números en cuanto a habitantes y potencial, hace frotarse las manos a los hoteleros y hosteleros, según se puede leer en alguno de sus medios más conspicuos. El año pasado, en plena eclosión de las Bolsas chinas que llegaron a subir merced a la especulación pura y dura un 150%, llegaron a nuestro país 288.000 ciudadanos de esa nacionalidad, y según la fuente los catalogaban a todos de turistas, o solo una parte y el resto emigración pura y dura.
Hoy las Bolsas y su moneda caen libremente junto al precio del petróleo y las materias primas, claves en el desarrollo de la Nación del Imperio Celeste teñido levemente de rojo, lo que presagia subidas menos vertiginosas en su PIB con la consiguiente desaceleración en la economía mundial. 
O sea que los pocos vuelos directos entre España y China, apenas siete a la semana frente a 80 en Alemania, vendrán más llenos de futuros lateros y comerciantes de bazar que de turistas vestidos de marca de los pies a la cabeza, todas estadounidenses eso sí, buscando shopping desesperadamente.