Tercer año triunfal… se acabó el carbón

No hay mal que por bien no venga

No hay mal que por bien no venga

Cae el número de turistas extranjeros que venían a España en julio, -casi un 5% menos, la mayor caída desde 2010-, de forma masiva, colapsando sitios, lugares, ciudades enteras. Cae el turismo masivo, invasivo y pasivo que ha destruido barrios enteros y que pudo materializarse gracias a las plataformas de las multinacionales, enmascaradas por las redes sociales en «colaborativas», Uber, Cabify, AirBnB y por las aerolíneas basura tipo Air Kunta Kinte.
Dicen que el calor que ha arrasado Europa ha influido, así como la recuperación del lado sur del Mediterráneo, Egipto, Túnez, Turquía, mucho más baratos, disfrutando de una engañosa tregua del terrorismo islámico. También ha influido, pero eso no lo dice el Gobierno Sanchista Posturista, la pésima relación calidad precio de los servicios españoles, que viven apenas del sol y la playa. 
Ahora sí, el Gobierno proclama que busca el turismo de calidad que deje dinero. Es como el cambio de hora. Era maravilloso para la salud y la economía… hasta que dejó de serlo y se convirtió en una tortura para las personas y una estupidez económica, es decir lo que ha sido siempre, situados en el mismo meridiano que la Alemania de Hitler desde los tiempos de la momia de Cuelgamuros.
No hay mal que por bien no venga. El ladrillo costero se ralentizará. El empleo basura, en un país de camareros, mal pagados y peor enseñados, disminuirá. Los guiris dejarán de atropellar barrios, gentrificar ciudades y subir alquileres. La restauración volverá a un punto de equilibrio dejando de vender agua sucia como gazpacho y de inundar la televisión de paletos y horteras actuando de estrellas.
La masificación empieza a decaer, el procés no. Nunca. Lástima de balconing…